El COVID-19 es causado por un coronavirus, que es un tipo de virus. Hay otros tipos de coronavirus, y la gente ya estaba trabajando en vacunas para otros coronavirus, lo que les dio una ventaja. Con millones de vidas en juego, empresas, gobiernos y universidades de todos los países trabajaron juntos y utilizaron la tecnología más avanzada para desarrollar rápidamente una vacuna.

Diferentes compañías adoptaron diferentes enfoques para crear la vacuna COVID-19, lo cual es bueno porque aumentó la posibilidad de que al menos una de las vacunas terminara funcionando. Si varias empresas fabrican vacunas contra el COVID-19, esto significa que habrá más vacunas para administrar a las personas.

Una vacuna COVID-19 está actualmente disponible para cualquier persona de 5 años o más. En este momento, los niños de 5 a 12 años solo son elegibles para recibir la vacuna Pfizer COVID-19. Sin embargo, cualquier persona mayor de 18 años puede recibir cualquiera de las tres vacunas contra el COVID-19 (Pfizer, Moderna o J&J).

Decenas de miles de personas se ofrecieron como voluntarias para los ensayos clínicos para averiguar si las vacunas son seguras y efectivas para proteger a las personas del COVID-19. Estos ensayos incluyeron personas racial y étnicamente diversas. Los voluntarios son seguidos de cerca durante al menos dos meses después de recibir la vacuna para controlar su salud antes de que la vacuna pueda usarse para el público en general. Lo más probable es que cualquier reacción negativa a una vacuna ocurra dentro de ese período. Los voluntarios también son observados a largo plazo para monitorear cualquier otro problema. Los resultados de los ensayos fueron revisados por expertos, empresas que fabrican la vacuna y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA). Los ensayos clínicos comenzaron a principios de este año y se informa que la vacuna es aproximadamente 90% efectiva tanto en niños como en adultos.

El efecto secundario más común es dolor en el lugar de la inyección, que desaparece rápidamente por sí solo. Otros efectos secundarios leves son dolor muscular, fiebre, fatiga, dolor de cabeza y dolor en las articulaciones. Los efectos secundarios menores son una señal de que su cuerpo está comenzando a desarrollar inmunidad (protección) contra una enfermedad. Los efectos secundarios graves son raros.

La fiebre leve es un efecto secundario común de muchas vacunas, como la vacuna contra la gripe. No significa que tendrá COVID-19. Una fiebre leve, junto con dolor muscular, fatiga y otros síntomas, a menudo son parte del entrenamiento de su cuerpo para combatir el COVID-19.

El gobierno ha prometido que la vacuna se proporcionará a las personas en los Estados Unidos de forma gratuita. Los proveedores que administran la vacuna pueden cobrar una tarifa de administración, pero estas tarifas pueden ser reembolsadas por el seguro del paciente o la Administración de Recursos y Servicios de Salud (HRSA) si no tienen seguro.

¡Sí tu puedes! Las pautas de los CDC actualmente establecen que ambas vacunas se pueden administrar en la misma visita. Sin embargo, es importante que se sigan las pautas de programación de vacunas para cada tipo de vacuna. Si no ha recibido las dosis recomendadas de la vacuna contra el COVID-19, obtenga una lo antes posible y trate de vacunarse contra la influenza para fines de octubre.

Si no confía en la vacuna de inmediato, es comprensible. Para protegerse, use una máscara, siga manteniendo el distanciamiento social de las personas con las que no vive y lávese las manos con frecuencia.